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viernes, 26 de octubre de 2007

En el abismo

Ayer me decidí por fin. Abandoné definitivamente a Philip Roth y me zambullí (plongé se dice en francés y me gusta mucho más) en Exploradores del abismo, de Enrique Vila-Matas (Anagrama, Narrativas hispánicas). Es horrible. Ya he viajado al Café Kubista de Praga y, por más que he intentado poner el freno, he conocido La modestia. Es horrible, digo porque ya lo he empezado y sé que pronto lo terminaré y tendré que esperar véte tú a saber cuánto tiempo para que caiga en mis manos otro Vila-Matas.
Vila-Matas, que estás en los cielos, escribe más, por favor.

miércoles, 17 de octubre de 2007

Los cuerpos desnudos

Ayer terminé por fin Los cuerpos desnudos, el segundo volumen de la trilogía Verdes valles, colinas rojas, de Ramiro Pinilla. No es que lea mucho, como pudiera parecer, no. Es que llevo varios entre manos, pero todos a una velocidad de tortuga. Los cuerpos... lo empecé a leer en verano, así que ya me vale. A mi favor, que son casi 800 páginas de historia vasca vasca. Si en el primer volumen, La tierra convulsa, Pinilla me maravilló con la historia de unas familias cerradas en sí mismas, los Altube y los Baskardo, con la magnífica y divertida trifulca entre Etxe y Larreko por un pedazo de madera hallado en la playa y reconvertido en barra de la Venta del pueblo de Getxo, y con la locura de Josafat, en esta de Los cuerpos desnudos ha sido sobre todo la guerra civil la que se me ha hecho presente y agobiante a lo largo de sus páginas. Hay una escena en el bosque donde los nacionalistas y los anarquistas dirimen si tres hombres son o no traidores y por tanto, se les mata o no, que es de lo más crudo que he leído en mucho tiempo.
Y ahora, ¿qué hacer? ¿Voy a por el tercer volumen o me paro y lo dejo y sigo por otros derroteros?

martes, 16 de octubre de 2007

Robert Walser

Estoy leyendo El ayudante, de Robert Walser, gracias a Vila-Matas que no para de hablar de él. Aunque llevo sólo unas cuantas páginas, lo primero que me ha llamado la atención es que el escritor realiza unas descripciones sobrecogedoras por lo puntillosamente precisas. Estoy completamente imbuida en una casa de las afueras de un pueblo, donde los señores son y serán siempre los señores y todo lo que gira a su alrededor meros empleados de segunda fila que viven sin vivir a los ojos de los dueños. A veces cierro el libro y contemplo la foto de un Walser casi adolescente y me lo imagino allí, refugiado en su habitación pensando cuan idiotas son todos.

lunes, 15 de octubre de 2007

Problemas

Varios asuntos, problemas y problemillas ocupan ahora mi cabeza de forma que no me siento con ganas ni siquiera de comentarlos. Así que, hasta que el ánimo cambie.

lunes, 8 de octubre de 2007

Tengo a Vila-Matas en mis manos

Increíble, pero ya tengo Exploradores del abismo, el último de Vila-Matas, entre mis manos. Miro su portada, miro su contraportada, la leo, observo el número de páginas, 287, me deleito contemplando la imagen de Martinique, una fotografía de André Kertész, elucubro sobre la posibilidad de que sea familiar de Imre Kertész, me pregunto si, si así fuera, se deberá a alguna circunstancia determinada, si habrá sido elección del autor o del editor o es una mera casualidad; miro la cara, cara a cara, de Enrique Vila-Matas, en esa fotografía que le ha hecho Paula de Parma, inquietante, con un ojo que nos mira y el otro que mira más allá de nosotros; contemplo su cara de chico que, si alguna vez fue travieso, ya dejó de serlo. Y así llevo días, sin querer empezar a leer estos relatos al filo del abismo para que no se me acaben. Tengo muchas ganas de perderme en ellos y permanecer ahí. Lástima que sean 287 páginas y no 2.087.