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jueves, 30 de noviembre de 2006

Al azar

Hay blogs concurridísimos, donde los lectores acuden como yo voy todos los días a comprar los periódicos. Uno de ellos, que he encontrado al azar es http://blogs.epi.es/jserna/, todo un señor blog. Luegos están los don blogs, los blogs y los "bl" como el mío que prácticamente ni llegamos a blog. Y hay personas que todos los días no es que tengan ya algo que decir y que contar en la red, es que lo hacen muy bien y son originales en sus ideas y sus reflexiones. Y tienen tiempo. Asombroso.

miércoles, 29 de noviembre de 2006

Me troncho con Vila-Matas

Supongo que para que un libro te guste además de que esté bien escrito y "Bartleby y compañía" lo está, de que te guste el autor y el tema, debe influir tambi´´en el propio estado de ánimo del que lo lee, la edad a la que se lee la historia, la cultura que se tenga en ese momento en la cabeza, lo que haya leído anteriormente y un largo etcétera. Pues con esta historia de Vila-Matas se han dado todas las condiciones para que me lo esté pasando pipa.

lunes, 27 de noviembre de 2006

Vuelvo a César Aira

Hace un par de días compré en Punto y coma, la librería española de Bruselas, un nuevo relato de César Aira, "El mago". Esta tarde me lo he llevado a la Academia de Música, pues mientras Paula toca el piano, me gusta dedicar ese rato a leer. Pensaba llevarme a Vila-Matas y su "Bartleby", pero es que intento que no se me termine nunca de tanto como me gusta. Es curioso, supongo que otra gente hace justo lo contrario: no levantarse del sitio hasta terminar el libro. A mí, al menos en este caso, me sucede lo contrario. Cada una de sus notas numeradas me sugiere todo un mundo -desgraciadamente casi siempre desconocido- que me pide reposo para asimilar lo leido. Bueno, pues eso, me encanta este Vila-Matas.
Pero a lo que iba, después de leer "Cumpleaños" y "Cómo me hice monja", tenía ganas de recuperar a Aira y, mira por donde, en la librería tenían un único título suyo, "El mago". Sólo he leido las 13 primeras páginas, pero ya estoy encantada con el relato. Este escritor ve el mundo de otra manera, todo me parece en él original. Sus historias son siempre sorprendentes. Ya os contaré.

viernes, 24 de noviembre de 2006

Sorpresas

Una anda por la vida con cierta monotonía. Lunes y miércoles, unas clases; martes y jueves, otras; viernes, compra para toda la semana; miércoles, comen los niños en casa. Todo lleva un cierto orden cuando de repente llama el cartero a casa y nos entrega un hermoso paquete que rompe la cotidianeidad. Lo miramos y sonreímos. Javier y Cristina, de nuevo, nos envían desde Madrid cosas. Aplazamos el momento de ver qué habrá dentro hasta que llegan los chicos. Es siempre una sorpresa y poco menos que una fiesta, sobre todo para Paula. Un vestido precioso y una diadema que, a día de hoy, todavía no se ha quitado de la cabeza. Libros siempre interesantes y pensados desde hace tiempo, seguramente desde el verano por cualquier conversación intrascendete pero que quedó guardada en alguna cabeza bien amueblada. Películas que nos unen de año a año. Una gozada.

jueves, 23 de noviembre de 2006

Si esto es un hombre con Frederik Haùgnes

Ayer Guillermo y yo nos fuimos al teatro de Poche. Ponían en escena la obra "Si c'est un Homme" (Si esto es un hombre), de Primo Levi, basada en su famoso y triste libro sobre su supervivencia en Auschwitz. Escenario desnudo y sólo un hombre, el actor Frederik Haùgness (soberbio), que durante 75 minutos ininterrumpidos nos habló con la voz de Primo Levi. A mí me emocionó porque 60 años no son nada y parece mentira que el género humano pueda ser tan perverso. Bueno, no me parece mentira, sólo tengo que leer los periódicos para darme cuenta que no hemos avanzado nada.

miércoles, 22 de noviembre de 2006

Babel

El fin de semana nos acercamos al cine a ver "Babel", del mexicano Alejandro González Iñárritu y Guillermo Arriaga. Extraordinaria. Tres historias que se cruzan donde la incomunicación es la poderosa y dura protagonista, que no deja levantar cabeza ni siquiera para respirar. Es un drama, pero tan posiblemente real y tan especialmente angustioso que te da tiempo durante la película a comprender lo difícil que es entenderse aún hablando el mismo idioma. La recomiendo.

martes, 21 de noviembre de 2006

El señor Pontegnie

Como ejercicio del taller de escritura, he cogido como personaje a un anciano con el que nos cruzamos todas las mañanas para ir al colegio. Le he puesto un nombre, señor Pontegnie, que a su vez es el nombre de uno de los profesores de mi hijo. El hombre siempre nos saluda muy amablemente y a veces pensamos que se va a caer de lo despacito que anda. Suponemos que va a misa, a Saint Michel y que tarda una media hora en cruzar un par de calles. En primavera se planta sus sandalias de dedos y tememos que coja una pulmonía porque aquí la primavera, la verdad, es como un invierno suave pero lluvioso. Pero ahí anda, año tras año, con su bastón, su gabardina y su sombrero. Esta historia del encuentro con el abuelo no tiene nada de cuento, claro, así que he tenido que ir cambiando al personaje poco a poco y al final le he inventado un pasado oscuro de colaboracionista en la segunda guerra mundial. Pobre hombre, si supiera.

lunes, 20 de noviembre de 2006

Kati

Kati es una joven húngara que acude a mi clase de francés. Debe tener unos 20 años y su trenza rubia llega más abajo de donde la espalda pierde su nombre. Casi todas las mañanas, la veo medio dormida en clase, con la cabeza apoyada sobre la mesa. El otro día le pregunté si vivía aquí con su familia. Me dijo que no. En realidad, Kati, que tiene a su madre y hermanos en Budapest y a su padre en Londres, está en Bruselas aprendiendo francés. Para poder vivir en esta ciudad se ha buscado un trabajo que le permite acudir a clase por las mañanas. Se trata de un trabajo de "voluntaria" en una especie de "hogar" donde viven seis discapacitados que son cuidados las 24 horas del día por cinco auxiliares, una de ellas mi compañera Kati. A cambio de un trabajo que no conoce horarios, Kati recibe la manutención y el alojamiento gratis de una organización no gubernamental así como 160 euros al mes. De ese dinero, tiene que justificar 70 euros, bien a través de bono-bus o de tarjetas de teléfono, por ejemplo. Justificantes que se exigen a húngaras o polacas, pero asombrosamente no a alemanas o a inglesas, según me cuenta. Increíble, ¿verdad? Viven en la misma casa discapacitados y auxiliares, con un día de descanso a la semana, un fin de semana al mes. Gracias a que estos hombres acuden a talleres ocupacionales, los jóvenes auxiliares tienen las mañanas libres para acudir a las clases. Kati dice que tiene mucho tiempo libre a lo largo del día aunque tenga que estar cuidándoles y que se dedica a leer. Me imagino su cabeza rubia vagabundeando por esos mundos imaginarios que nos ofrece la lectura mientras su cuerpo permanece sentado en los salones del hogar, cerca de los más necesitados.

Me he pasado a Paul Auster

No es que haya dejado a Vila-Matas, que sigo tratando de no terminar nunca su Bartleby de tanto como me gusta, pero para las noches he cogido ahora "Brooklyn Follies" (Ed. Anagrama) de Auster. Llevo muy poco, pero ya estoy inmersa en Brooklyn, en la librería de Harry Dunkel y en la vida de Tom Wood. Hay que ver la destreza que tienen los buenos escritores para, con sólo unas páginas, con sólo unas líneas, lograr que nos zambullamos en las historias. Es que casi las veo.

lunes, 13 de noviembre de 2006

A vueltas con Bartleby

A Jorge S.
Puede ser que Vila-Matas coquetee con la ocultación y no la practique. Pero, ¡menos mal! Gracias a ello, yo me lo estoy pasando estupendamente con la lectura de "Bartleby...".

Fin de semana en Amsterdam

De nuevo un fin de semana en Amsterdam. donde nos esperaban Rafa, Lucía, Juan, Inés, Sol y Sara. Paseos por los canales, visita al museo Rijks (www.rijksmuseum.nl) que está en restauración, pero aún así merce la pena ver lass obras de Rembrandt o de Veermer. Rápido recorrido por la casa de Rembrandt que más bien parecía una visita al metro, mercado de las Flores, cervecitas en los cafés, cenas donde nos dejábamos caer, visita al Jardín Botánico, donde descubrimos una planta que es capaz de vivir 2.000 años! Todo muy agradable. La verdad es que Amsterdam tiene un encanto especial. Miles de bicicletas circulando por todas partes, edificios maravillosos a las orillas de los canales, preciosísimos en los paseos nocturnos. Mucha vida, mucha gente por las mañanas, por las tardes, por las noches. Mantiene sus farolillos rojos igual que hace treinta años y los más pequeños flipaban con los coffe-shop. Así que un par de días sin escribir. Vuelvo a retomarlo, pero ya mañana.

jueves, 9 de noviembre de 2006

La raison du plus faible

Hoy mi clase ha hecho una salida pedagógica y nos hemos ido bien temprano a un pequeño cine que se encuentra en la Galeria de la Reina, cerca de la Grand Place, a ver un film belga total de un director idem, Lucas Belvaux. Nuestra simpática profe ya nos advirtió que el cine belga es muy social, y tras ver "La raison du plus faible", sólo podemos darle la razón. La película es dura, dura, dura. La historia triste, triste, triste. Pero aún así está salpimentada con toques de humor. Un resumen. Localización: la Lieja postindustrial con grandes empresas que se fueron al garete. Primer personaje: un hombre trabaja en turno de noche en la cervecera Jupiter, un trabajo horrible en una nave gigantesca con unas máquinas atroces que llevan millones de botellas a través de cintas correderas y donde el ruido ensordecedor no nos deja escuchar ni la más mínima conversación. Es ex presidiario y todos los días debe acudir a comisaría para firmar, vive solo y vive solo. Segundo personaje: un joven padre encantador sin trabajo, que limpia la casa, hace la comida, lleva al hijo al colegio y cuida el jardín, mientras su agradable mujer va a trabajar todos los días a una especie de monumental lavandería donde el ruido tampoco deja oír ninguna conversación, un trabajo en cadena alienante. La esposa utiliza una motocicleta para acudir al trabajo, pero esta se estropea un día para siempre. El marido no acepta que su suegro le regale una moto, lo considera una humillación porque él no puede comprarla. Y sufre. Terceros personajes: dos hombres entrados ya en años, uno en silla de ruedas y el otro medio alcohólico, parados forzosos tras cerrar la empresa metalúrgica para la que habían trabajado toda su vida. Son vecinos de un inmueble espantoso de 20 plantas construido sin el más mínimo respeto por el urbanismo, en el que el ascensor está estropeado cada dos por tres para gran enfado del paralítico. Relación entre los personajes: un café de mala muerte al que acuden por las mañanas a pasar el rato, tomarse una cerveza y jugar a las cartas. Un día, los más viejos deciden dar un golpe, robar un millón de euros. Convencen al ex presidiario que accede sólo si el joven padre de la familia queda al margen del atraco. Concluyo: las cosas se tuercen, el padre de familia se entera y decide participar por lo que el expresidiario abandona al grupo. Y no sigo por si alguno la quiere ver. No hay final feliz.
Y a esto quería yo llegar. Me cuenta un profesor que tengo a través de un curso de cuentos en internet (www.fuentetajaliteraria.net) que los cuentos y las historias deberían ser edificantes y ya veo yo que no. Basta ver esta peli o leer "Cómo me hice monja" de César Aira. Y aún así, son historias tan bien contadas y con tanta carga moral que si no te hacen ser mejor persona, sí al menos te emocionan. Y yo creo que eso también vale.

miércoles, 8 de noviembre de 2006

Bartleby y compañía

Voy por la página 46 y estoy disfrutando de verdad con esta obra de Vila-Matas (Quinteto, Anagrama). Es que es divertida, divertida de verdad. O al menos está dentro de mis gustos y sentido del humor. Además, me ha descubierto a muchos escritores que desconozco, pero que me han caído automáticamente simpáticos. Habla, como dije ayer, de los que, por uno u otro motivo, dejaron de escribir o nunca lo hicieron. Y te encuentras de todo, pero todo estupendamente contado. Uno de los personajes que más me han gustado es un tal Felipe Alfau que renunció a la escritura por culpa del inglés (por culpa del trastorno de aprender inglés). Vila-Matas cuenta que Alfau explica: "En cuanto aprendes inglés empiezan las complicaciones. Por mucho que lo intentes, siempre llegas a esta conclusión (...). Se manifiesta haciéndonos sensibles a implicaciones y complejidades en las que jamás habíamos reparado, nos hace soportar el acoso de la filosofía, que, sin un quehacer específico, se entromete en todo y, en el caso de los latinos, les hace perder una de sus características raciales (ya ahora viene lo bueno): el tomarse las cosas como vienen, dejándolas en paz, sin indagar las causas, motivos o fines, sin entrometerse indiscretamente en cuestiones que no son de su incumbencia, y les vuelve no sólo inseguros sino también conscientes de asuntos que no les habían importado hasta entonces". Genial la definición de los latinos, sobre todo cuando estudiamos un idioma como el inglés que es mucho más complicado cuanto más sabes.
Hay muchas otras historias en las que los escritores dejan de escribir. Todas interesantes. Pero el por qué lo hacen me parece que es un tema universal. Si estrapolamos la escritura a otros asuntos, nos encontramos también con gente que decidió dejar de ser madre, o dejar de ser adulto, o dejar de ser lo que en un momento creyó ser.

martes, 7 de noviembre de 2006

Hola de nuevo

Aquí estoy otra vez a pie de tecla. Siento la semana perdida, pero eran días de vacaciones escolares y a Madrid que nos fuimos para ver a la familia y a los buenos amigos, aunque no a todos los que hubiéramos querido. Dicho esto, os diré que César Aira me dejó totalmente traspuesta con su relato de "Cómo me hice monja". Vamos, que el libro consta de tres relatos y no pude seguir leyendo terminado este primero porque necesitaba "digerirlo". Lo recomiendo, pero es extraño y fuerte, así que avisados quedáis.
Y me he vuelto a reconciliar con Vila-Matas. Ahora estoy leyendo en mis viajes en metro -que a este paso se van a convertir en mis viajes por toda la larga y ancha literatura (ya quisiera yo) -, pues estoy leyendo, digo, un librito que se titula "Bartleby y compañía". Una joya. Pero, ¿de dónde ha sacado este hombre el tiempo para conocer tanto tantísimo de tantos otros autores? No es una novela ni un ensayo. En realidad no sé qué es. Pero habla de los escritores que dejaron de serlo y callaron o de los que, pudiendo haber sido, jamás lo fueron, Pepín Bello sin ir más lejos. Tiene algunos otros ejemplos geniales que contaré otro día, mejor dicho, que copiaré otro día, porque ahora no tengo la obra a mano. Me lo estoy pasando pipa leyéndolo y lo que más me gusta es que sólo voy por el principio.
Mi amiga Lavinia ha abierto, desde la fría Oslo, un blog http://lbelli.blogspot.com/index.html Así que ya podéis echarle un ojo.
Ahora me largo a ver si escribo un cuento para un taller internauta en el que me he metido de la librería Fuentetaja y con el que disfruto mucho. Saludos a todos y hoy en especial para María Jesús que está leyendo uno de Pahmuk que me va a dejar en cuanto llegue a Madrid en navidades. Je je je.