Etiquetas

sábado, 23 de septiembre de 2006

Una de esquelas

Desde siempre me han llamado la atención las esquelas de los periódicos. Ese último adiós en el que a veces quedamos reflejados. Por serios (el Excmo. Sr. Don Fulanito de tal...) , por sentimentales (gracias por tu cariño...), por imparciales (su esposa, hijos, hijas políticas, nietos y demás familia), por defender determinados principios (con cruz, sin cruz, ruegan una oración por su alma o siempre estarás con nosotros...). Por esta absurda afición, me enteré hace muchos años de la muerte de Juanchi, mi amigo de la infancia; de la de María Luisa, mi mejor amiga del colegio; de la del hermano de Juan Antonio, otro buen amigo de mi adolescencia. Por la misma causa, supongo, hubo otros que se enteraron de la muerte de mi hermano Jesús y me telefonearon para recordar experiencias vividas juntos.
Aquí en Bruselas, se ven reflejadas las diferentes religiones y creencias de los difuntos. Así se distinguen las esquelas de los católicos, de los judíos, de los laicos, o de los que pertenecieron a la masonería. También me llama la atención las numerosas peticiones de los muertos para que los amigos no gasten su dinero ni en flores ni en coronas y lo donen, en su caso, a Fundaciones de lucha contra enfermedades, organizaciones no gubernamentales, asociaciones caritativas o al hospital donde el difunto pasó sus últimos tiempos. No están permitidas las esquelas de personas que colaboraron con los nazis (todavía recuerdo la enorme petición de disculpas a tres columnas en la tercera página de "Le Soir" por haber incluido, por error, una esquela de un alto colaborador próximo al belga León Degrelle -condenado a muerte por nazi y refugiado en España bajo la protección de Franco-).
En nuestro país, gracias a la recuperación de la Memoria Histórica, están proliferando ahora las esquelas en donde se recuerda a los asesinados, fusilados y desaparecidos por los golpistas. Decenas de esquelas que, supongo, responden a un movimiento dirigido con este motivo. Algunas llenas de rencor (lógico), pero otras de una belleza poética digna de su lectura. Así, la de Agustín Pérez Rodríguez, brigada de los carabineros del puesto de Caldelas de Tuy, Pontevedra, que dice: "fusilado por los golpistas el 16 de septiembre de 1936, junto con 10 compañeros del Cuerpo, por defender la legalidad democrática republicana, comandando la resistencia de Tuy desde A Peña da Moura". Y añade: "...reivindicad mi nombre cuando las circunstancias lo permitan, pero siempre por la justicia, no por la violencia..." (carta de despedida a su familia). Y termina: "Tu nieto, Agustín Benito Martínez Pérez, su esposa, tus bisnietos, se enorgullecen de tu ejemplo y honradez". Hay muchas que incluyen a varios familiares (Fulgencio Montero Escudero y Constantino Cortés Romo, hermanos políticos que fallecieron "asesinados por la horda mora del ejército franquista el día 7 de octubre de 1936, en Almorox -Toledo-, en presencia de sus esposas e hijos), o a varios vecinos (Tomás Rodríguez Vigil, dentista de 23 años, al que acompañaron en tan terrible trance Manuel Torrinche Ortiz, de 46 años, zapatero, y Joaquín Fernández Sierra, electricista de 56, fusilados a las 12,30 horas del día 1 de agosto de 1936. Su muerte -se añade en la esquela- precedió en Algeciras a una horrible masacre de más de 300 republicanos de todas las condiciones sociales e ideologías).
Luego hay otras esquelas que dan que pensar. Por ejemplo, lo normal es una esquela de la familia. Si el finado es hombre importante, dos esquelas (una de la familia y otra de la empresa); si es muy importante pues más (dependiendo de las empresas donde haya trabajado), pero la familiar suele ser única (todos como una piña entorno al difunto). Pues bien, a veces te encuentras con casos curiosos. Así el pasado sábado vi cuatro esquelas dedicadas al mismo hombre, todas ellas de miembros de su familia. Tres hijas, tres esquelas. Y una más de la mujer. Todas ellas muy personales y cariñosas, también hay que decirlo. Y entonces yo me pregunto, ¿estará enfadada la familia y cada uno ha tirado por su cuenta?, ¿o es un alarde de poderío, un "y yo más"? Incógnita.

No hay comentarios: