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sábado, 21 de octubre de 2006

Helsinki, qué lejos

De repente, Finlandia me pareció que estaba más allá de la Luna. La causa, la huelga de fin de semana de la compañía Finnair. Alfonso allí. Vuelos cancelados. ¿Cómo llegar a casa desde esa capital de nombre tan atractivo? Tras interminables minutos escuchando que "todas nuestras líneas están ocupadas, le atenderemos a la mayor brevedad" en francés, inglés, incluso a la desesperada, en finlandés, encontramos por fin un vuelo para el domingo, o sea, un día después del previsto, con el que conseguiría llegar a Bruselas. Eso sí, con un recorrido por toda Europa, a saber: Helsinki-Estocolmo (Suecia), Estocolmo-Edimburgo (Inglaterra) y Edimburgo-Bruselas por fin. Salida a las 16 horas de la tarde, creo, y llegada a las 22,30. No me pareció mucho para el recorrido. Menos mal que terminó la huelga y recompusimos el billete. Voló hoy sábado directo Helsinki-Bruselas en el vuelo previsto en un principio. Gracias a este invento de internet sabemos que ya ha aterrizado. Le estamos esperando de un momento a otro.

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