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miércoles, 6 de septiembre de 2006

Por fin encontré mi nombre

Hola de nuevo. La idea era haber vuelto el 1 de septiembre, pero no pudo ser. La razón, de las tontas, tontas. No recordaba cómo entrar, es decir, recordaba la contraseña, pero no el nombre. De nota, ¿eh?
Bueno, multitud de cosas. Primera, gran disgusto tras conocer que mi querido Plutón ha dejado de ser un planeta para pasar a ser un idem "enano". El día que me enteré quise fundar la Asociación en Defensa de Plutón como Planeta, Adeplupla. Y conste que la idea tuvo bastante acogida entre la familia y amigos, pero como siempre el proyecto acabó en el olvido.
Segunda, el verano, estupendo. Cádiz, sol, luz, playa, pinos, zapatillas, bicicletas, familia y amigos. Vino blanco Tierra Blanca fresquito para comer y gin-tonics alrededor de una charla por las noches. No se puede pedir más. Guillermo debutó como cantautor ante un público selecto y fue muy aplaudido. Su canción de las pijas, genial.
También menos lectura de la que hubiera querido, pero de pata negra, como los churros de la churrera de Conil. Terminé "Castellio contra Calvino (Conciencia contra violencia)", de Stefan Zweig. Lo recomiendo a todos los pro tolerantes, está de plena actualidad. Me entusiasmó tanto que contagié las ganas de leerlo a mi hermana Nuria y a su amiga (también nuestra) Celia, que se lo "robaba" para empaparse de "conciencia". Luego salté a Bolaño y sus "Detectives salvajes". Qué bueno es, cómo escribe de bien y qué novedosa estructura de novela consiguió el tío. Aquí estoy, de vuelta en Bruselas, terminándola. Algo también en francés, para no perder el idioma, el poco idioma que sé, ay Monterrosso, una biografía de, cómo no, Zweig, que me está gustando muchísimo. El tipo era depresivo que te mueres y llegó a tener fobia a hablar en público... y a las mujeres que le adoraban y admiraban y veían en él a los protagonistas de sus historias.
Y, last but not least, se me ha ido Naguib Mahfuz, a quien tanto he querido. Tanto y tanto he hablado de él, como ahora lo hago de Zweig, que recibí varias llamadas de consuelo como si yo misma formara ya parte de su familia. Y es que algo así debe ser. Si aún no habéis leído su Trilogía y queréis vivir la aventura de una familia egipcia durante algunas décadas históricas de ese maravilloso país, no os perdáis esas maravillosas obras.
Y por hoy ya está. Que sí, que además creo que un día de estos aprenderé a meter fotos en el blog, para los amigos noruegos. Un beso.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo del nombre suele ocurrir. He creado ya varios blogs que quedarán para siempre con un único escrito inicial. Eternamente impenetrables, en el Cementerio de las Ideas Perdidas.
Me alegra que estés de vuelta.