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martes, 13 de junio de 2006

Melissa nació en 1359

Este comentario se lo dedico a mi amigo Sisinio.
Melissa es una compañera de las clases de francés que nació en el año 1359. No, no es una errata. En el año solar 1359. Melissa es iraní y hoy nos ha explicado la fiesta del nuevo año iraní (nowrouz). Así, me he podido enterar de que los iraníes celebran fin de año el 21 de marzo. Melissa es joven, tiene creo 26 años y habla un francés correctísimo. El otro día también nos contó que para su madre, que me parece recordar era militar, lo único importante es que su hija estudie, estudie y estudie. Incluso ahora que vive tan lejos de Irán, que ya está casada y cuya meta por el momento es obtener un trabajo.
La celebración iraní es ciertamente diferente a la nuestra. El martes anterior al 21 de marzo conmemoran "la fête de chaharcharbeh zosri" si no me equivoco, y al día siguiente, la fiesta para los niños, "la fête de ghashogh zani". A los niños se les regala dinero, que guardan en la cartera durante todo un año porque según la tradición, quien guarda dinero durante ese tiempo no tendrá penurias económicas en el futuro. Bien mirado, es una tradición muy lógica.
En estas fechas, decoran la casa con Le Haftsin, una serie de productos a veces difíciles de encontrar como aceitunas secas, harina, menta, especies con gran simbolismo: riqueza, amor, paciencia, salud, belleza, primavera...; una decoración que no falta en ninguna casa como otros adornan la suya con el belén o el pino navideño. También colocan una naranja en agua, que simboliza la Tierra en el espacio.
El 20 de marzo, todos participan en la tradicional comida "Le sahipolo", que se caracteriza porque todos los platos son productos verdes: judias verdes, ensaladas, verduras...
Los iraníes se rigen con el calendario solar y no lunar, así que el 21 de marzo del 2003, por ejemplo, a las 2,41 de la madrugada, entraron en el año solar 1382. Las celebraciones terminan a los trece días, con Le 13 Bedar, en donde se gastan bromas y se liberan de la mala suerte para todo el año.
Con un calor bochornoso que para sí quisiera Madrid, escuchábamos esta mañana a Melissa con el interés de los niños cuando les muestran algo completamente desconocido. Todo nuevo para los italianos, para el joven ruso, para las tres polacas y para mí. Para nuestro conocimiento, Melissa ha venido a la clase con las especies y las aceitunas secas que tienen un nombre que no recuerdo y que, por supuesto el resto de la clase no había visto en su vida. La profesora, Maryline, incluso las ha probado antes de que Melissa comentara que sólo se utilizaban de adorno.
Una clase verdaderamente enriquecedora y divertida. Para envidia de mis queridos amigos.

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