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jueves, 15 de junio de 2006

Monterroso y el metro

Salía tan deprisa de casa para no llegar tarde a las clases de francés que, ya cuando estaba en el metro me di cuenta que había cogido, para leer entre estación y estación, un libro diferente al habitual, que en estos momentos es "La nieta del señor Linh", de Philippe Claudel (recomendado por Nuria, a través de Lola y vía SMS). Pues eso, cogí otro de los que tenemos encima de la mesa. No era de los míos, era de Alfonso.
Cuando esperaba en la estación de Montgomery comprobé que se trataba de las historias de Augusto Monterroso que, bajo el título "La vaca", ha publicado Alfaguara. Qué genial Monterroso. Tiene un pequeño relato, no más de cuatro páginas titulado "La metamorfosis de Gregor Mendel". He empezado por él porque ahí estaba colocada la señal de su último lector y ya no he podido parar de leer. Qué fácil parece escribir cuando se escribe tan bien. Pero además, qué satisfacción he hallado al comprobar que hasta los más ilustres cometen los mismos errores que la menda. Descubrir que Vargas Llosa se refirió al cuento brevísimo de Monterroso como "Cuando despertó, el unicornio todavía estaba allí" y que Carlos Fuentes habló de "ese cocodrilo que al despertar sigue allí"; esos pequeños errores, si lo fueron, digo, me han hecho cómplice de ellos y de Monterroso. Salvemos las distancias, pero yo he equivocado nombres de autores y de sus obras. Y no es una calamidad, ni es mi memoria. "En la literatura y en la vida los seres humanos y los animales cambian de forma y de ser (...) y, felizmente, pueden convivir, en la misma época o con diferencias de miles de años, en un sitio privilegiado desde el que salen una y otra vez a enfrentar el mundo: la poderosa imaginación de poetas y novelistas", dice Monterroso, "y demás gente moliente y corriente", añadiría yo. Gracias Monterroso.
Por cierto su cuento decía así: "Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí". Y en casa hubo sus discusiones no hace mucho porque no recordábamos bien si estaba o ya no estaba cuando despertó. O sea que tanta brevedad da mucho de sí.

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